5 d’oct. 2010

Come, Reza,...

Como vais viendo el blog no sólo trata de mis inquietudes psicológicas sobre la conducta humana, también escribo sobre mi día a día. Cuando encuentre algo interesante escribiré sobre una noticia que haya leído y hoy voy a escribir sobre una película que vi ayer (si, si quiero también puedo ser crítico de cine. Que pasa?)
Aviso; en este blog pueden haber spoilers de la película. Así que allá tú.
La película en cuestión es Come, Reza, Ama de la incansable novia de América Julia Roberts. Hay cosas muy buenas de la película y que se merecen mención especial, como por ejemplo la fotografía. Magníficos paisajes, iluminación, etc…. Bravo por ellos. La otra es la imagen que ofrece sobre la India nada más llegar. Pobreza, caos, etc… Pocas veces sale a la luz cuando se muestra la India poco más del misticismo del país y nos enseñan los niños en la calle, pidiendo para comer,…
Pero como no deja de ser un producto de Hollywood, se tenido que acoger a la llamada de Julia, para que tenga éxito este film, porque de la forma que plantean siempre las películas aún no entiendo cómo pueden tener beneficios. Supongo que está dirigida a un público exclusivo (y que probablemente al ser mayoritario, los ingresos también lo son). Producida para el ama de casa del pueblo más recóndito de América, que jamás haya salido de su casa y se dedique a criar a 6 hijos. Para la quinceañera que sueña con ser popular y vivir un cuento de hadas. Para la solterona que se atiborra de helado de chocolate mientras espera a su príncipe azul.
Todo el mundo quiere ver historias bonitas, que acaban bien, sobre todo en los tiempos que corren, pero que no intenten vendernos estos hechos como empíricos. Hecho como un enorme pastel de azúcar industrial para que lo degustemos sin parangón, pero claro todo empalaga. Predecible, insustancial y sin trasfondo más allá que pueden ofrecer los modelos de las fotos de catálogos de viaje.
Es un producto a evitar por todos aquellos que odien el falso misticismo, el romanticismo de garrafón, el exotismo de postal, y la frivolidad hembrista más insultante. Pero sin embargo la recomiendo, porque no siempre tenemos que ver cine de culto, de calidad. Hay veces que es mejor dejarnos llevar por los sueños, volar y vivir en un cuento. Sólo así podemos combatir el día a día en esta sociedad cruel y déspota que nos hacen competir contra nuestros compañeros. Así que gracias por endulzarnos de vez en cuando la vida, que hay veces que la sacarina no es suficiente.