17 de set. 2012

Vacaciones 3/9/12 Día 2

Seguimos con el relato anterior....

Como siempre, nos levantamos prontísimo, arreglamos la habitación (por si vienen a hacer la cama que no vean la leonera que solemos dejar) y salimos a desayunar. Tenemos que ir al salón de los Reyes de Aragón donde años atrás comió, entre otros, Jaume I el Conquistador. Típico desayuno bufete pero de gran calidad. Como no podía ser de otra manera, comimos de todo lo que había, como si no hubiera mañana. Al acabar vamos a que nos hagan una visita guiada dentro del monasterio.

La mayoría de cosas ya las vimos ayer por la noche mientras paseábamos, aunque ahora con explicaciones a cargo de una guía austro-húngara que no se le entendía ni la mitad. Poco a destacar a excepción de algún que otro apunte sobre los clérigos, y que tienen la primera cocina para hacer chocolate de la historia. Visita de poco más de media hora y fuera. 


Aprovechamos para ir a cambiarnos de ropa (ya que íbamos vestidos bien para desayunar, porque le nivel de los huéspedes así lo requería). Nos ponemos cómodos y vamos al parque natural. Nada más entrar nos caza un fotógrafo y nos obliga a poner poses cariñosas para su cámara. Dos pasos después vuelve a ocurrir pero esta vez son unos pajareros que nos colocan un búho en el brazo y nos hacen las fotos. Como os podéis imaginar, Irene con un pajarraco en el brazo, casi le da algo. El chico quería que ella, con el búho subido a su brazo, acercara más la cara para hacer la foto. Fue una lucha atroz entre el hombre intentando acercar el brazo e Irene alejándolo. Ganó ella. Pasado ese mal trago, nos adentramos en el parque. No voy a dar excesivos detalles del lugar ya que lo recomiendo encarecidamente y no me gustaría que se perdiera el encanto si vais con una idea predefinida del lugar. Solo nombrar dos sitios: la gruta detrás de la cascada y el lago del espejo. Las fotos no le hacen justicia (por eso pongo alguna aquí) El paseo dura unas 2 horas a ritmo lento haciendo fotos y todo eso. Si vas a hacer senderismo en una hora te la acabas, pero te pierdes infinidad de detalles. Nosotros aprovechamos la grandeza de la era digital para hacer miles de fotos. Recorremos el parque, que tiene una forma circular, y volvemos al punto de partida donde justo en ese momento se iniciaba una exhibición de aves rapaces. Simplemente brutal!! Cómo unos halcones, águilas, buitres, … hacen justo lo que las monitoras les iban diciendo. Por mucho que sepan que ahí tienen comida asegurada, la libertad es un precio muy alto para pagar, y éstos van volando desde un castillo situado a 1 km. hasta donde estábamos con un simple pitido. Ojalá mis niños fueran así de obedientes y al mínimo gesto mío se me posen en el brazo. Tienen tanto que aprender… 


Al terminar la actuación nos fuimos a comer. En principio íbamos a comer en el bar-cafetería donde tenían unos platos combinados muy baratos (al estar en un periodo de austeridad, como todos sabéis), pero al pasar por el gran restaurante de los Reyes de Aragón y ver la carta, no nos pudimos resistir. Ni cortos ni perezosos, entramos, y nos metimos entre pecho y espalda un milhojas de berenjena y ternera, unos jamoncitos de pollo y champiñones y unas migas de pastos con huevo y uvas, todo ello regado con un vino tinto hecho en el mismo monasterio, que nos subió de una manera como pocos. Casi no pudimos ni subir las escaleras para llegar a la habitación. Solo decir que queríamos ir antes de las 18h a recoger las fotos que nos hicimos con el búho y nos despertamos de la siesta a las 19h. Nos levantamos desconcertados, ducha para intentar despejar y cogemos el coche camino a Calatayud. Queríamos ver la ciudad, pero si antes no he comentado mucho sobre el parque, ahora no lo haré por la ciudad pero por todo lo contrario. Menuda mierda de pueblo. Andamos un poco por unos callejones que no distaba mucho de cualquier pueblo tercermundista, hablamos con unos lugareños que nos confirman lo que los ojos nos enseñaban. Las frases fueron: “Aquí no hay nada”, “Solo hay cuestas”, “Podéis subir al castillo, pero es una mierda. Lo único que podéis ver son las vistas de todo el pueblo”. Así nos definieron su pueblo los ancianos sentados con las sillas en medio de la calle. Por si acaso subimos al castillo (que no se diga que nos quejamos de vicio) y ni las vistas nos hicieron cambiar de opinión. El pueblo es una mierda. Decidimos irnos otra vez al monasterio (que eso si era bonito) y cenar una ensalada en la habitación, que habíamos comprado en el Día. Ponemos la tele al acabar de cenar y a que no os podéis imaginar qué película empezaba? El Resplandor. Lógicamente nos teníamos que poner a verla, porque estábamos en el lugar ideal. 
Así sí que se termina un día por todo lo alto.