5 de maig 2023

A med

Puede parecer mentira si digo que no tengo tiempo para escribir. Y mentiría. Claro que mentiría. Pero a la misma vez estaría diciendo la verdad. Si quiero ser realmente sincero debería decir que el tiempo que tengo libre, que no es poco, lo dedico a hacer tantas cosas que no me queda tiempo para escribir. Eso sería más acertado. Y no es porque no me guste o mucho peor, no es que no lo necesite (escribir me salva de pagar 60€ semanales a una terapeuta) es que en la escala de prioridades supongo que no está tan arriba. Es como el comer sano, sabes que lo tienes que hacer, que te va a ir bien, que a largo plazo es lo más saludable,... pero insistes en cuando estás de bajón zamparte una hamburguesa o un plato de macarrones. Creo que estoy en un momento donde vuelvo a necesitar felicidad directa.

Estoy en un estado basal de tristeza donde esas pequeñas explosiones de serotonina las encuentro más necesarias que un cuidado a largo plazo. 

Ahora mismo estoy escribiendo esto a poco de finalizar el turno y ya no me apetece seguir escribiendo. Y en otro momento lo hubiera borrado todo y nada de ésto habría existido (ha pasado y no una o dos veces) pero hoy quiero darle un mensaje al Carlos del futuro que lea ésto: lo pienso dejar a medias. ¿Porqué? Quiero recordarle lo bien que le hace escribir, cómo sacar mediante la palabra cura y siempre es mejor curar media herida que nada, no? Pues ala, que vea que este día no lo acabé a ver si eso hace que termine las cosas. 

Solo escribir este párrafo de "despedida" me ha hecho sentir algo mejor y he continuado escribiendo. Soy idiota. Además, como mi vida gira (y necesito de forma imperiosa que así sea) alrededor del humor, me está haciendo gracia escribir un texto a "tiempo real", como si de una película con subtítulos para gente con deficiencia auditiva se tratara.

Creo que solo por la gracia lo voy a dejar a medias aunque tenga el tiempo y las ganas de seguir escrib

1 de gen. 2023

¿Final, principio o continuación?

 Escribo estas líneas a 1 de Enero de 2023. Acabando el turno de trabajo. Yo acabo el año cuando la mayoría lo empieza.

Quería hacer una reflexión de cómo había ido este 2022 pero no la voy a hacer. Podría hacer un resumen pero sería demasiado negativo, excesivamente triste. Entre el 2021 y sobre todo el 2022 podría decir que son los peores años de mi vida, con diferencia. Y no puedo decir que no haya tenido momentos buenos (he disfrutado muchísimo con los nenes, saliendo con la caravana, aprovechando el tiempo libre para hacer cosas que tenía apartadas...) pero el estado anímico general, de desolación, de vacío existencial ha sido demasiado grande. 

Me he sentido durante más de un año roto por dentro, como un títere que se mueve por la inercia del día a día, que tira porque la dinámica general está en movimiento porque sinó lo que querría hacer es quedarse en un rincón, acurrucado y dejar que el tiempo pase. 

No me apetece comentar cosas concretas (quizá algún día lo haga, pero ahora no tengo ni tiempo ni ganas) pero sí dejar constancia que ahora mismo no sé en qué plano estoy. No sé si este 2023 será el punto final de esta etapa, el comienzo de una nueva o seguiré con la dinámica de estos años. No hay atisbos de que se decline hacia un lado u otro. Supongo que el tiempo lo dirá. 

Por lo pronto, y contradiciendo totalmente mis creencias, pido al universo que se aclare, que me dé un respiro y me ubique en algún lugar, sintiéndome tranquilo, seguro y en paz. No pido grandes cosas, pero sí que necesito algo de felicidad porque nunca he visto la vida tan gris como durante este año y si algo sé es que yo no soy así. Tenía la facultad de ver el lado bueno de las cosas siempre, y ahora me tengo que esforzar en exceso. Y creo que no es justo. Vale, entonces le pediré al universo justicia. Me parece un deseo más noble.

Hoy es el post más corto pero quizá uno de los que más me está costando escribir. Veremos qué nos depara este 2023. ¿Será el final de una etapa? ¿Empezará algo desde 0? o ¿simplemente será la continuación de una temporada larga de vagar por el desierto? El tiempo lo dirá. 


Good Luck

9 d’oct. 2022

Se acabó

 Hay maneras de cerrar una etapa en la vida. Algunas son más gustosas y otras más dolorosas. Algunas etapas se cierran y no te mueven nada por dentro... ¿O es lo que creemos? Supongo que el tiempo lo dirá.

Es bien sabido que la relación con mi padre no es (era) la mejor del mundo, ni una relación idílica que pondría Piaget en sus libros sobre maduración infantil o Bowlby basaría en ella la teoría del apego, pero siempre se ha dicho que la sangre tira, pero... ¿Y si no es cierto?

Hoy hace 6 días que murió mi padre. Nada que no me esperara (cáncer de pulmón con metástasis en el cerebro) y en los últimos 20 años quizá lo he visto 20 veces contadas (y reales, había años que lo veía 3 veces o 3 años sin verlo, así que la media debe ir por ahí) y mi sentimiento es de pura indiferencia.

Siempre me he sentido una persona emocionalmente poco expresiva, que el mundo que me rodea me da bastante igual. Pero sé que es más fachada que otra cosa porque a menudo siento rabia por injusticias del mundo, mucho miedo por lo que le pueda pasar a mis hijos, alegría/pena tristeza por lo que haga la Penya en el campo... por lo que tengo claro que no soy ningún robot. Ni tengo ninguna disfunción en el cerebro que a priori se me note muy claramente. Pero es verdad que cuando alguien me comunica una muy mala noticia (principalmente para esa persona) me cuesta conectar con sus sentimientos, empatizar de verdad. ¿No seré yo un psicópata que no quiere hacer el mal? Quizá estoy disociado pero como no me ha dado por ser mala persona ninguna vecina ha tenido que salir por la tv diciendo "siempre saludaba". 

Releyendo esta última frase puedo intuir uno de mis "problemas" que viene siendo usar el humor para tapar TODO y no descarto que el personaje me haya comido y ahora no sepa salir. Pero pensar eso me da miedo, porque como algún día deje esta máscara, me voy a desmoronar porque el mundo de ahí fuera es cruel, malvado, hecho para hacer daño... y no sé si estoy preparado. Mi armadura me protege (a la par que me lo paso bien, porque me considero una persona graciosa) así que mi defecto es mi mayor virtud. Y no sé hasta cuándo puedo aguantar este castillo de naipes. 

Volviendo a lo de mi padre (que me voy por las ramas, aunque para eso está ésto que no va a ver nadie, ¿no?)... La gente de su alrededor estaba triste. Desde los que lo habían pasado bien con él (amigos) hasta los que no (mis tíos, mi hermana...) Amigos míos no entendían que era una respuesta sincera el "estoy bien" a la pregunta "¿Cómo estás?" típica para mostrar empatía en una situación así. Incluso muchos que saben mi historia familiar decían "sé que no te llevabas bien, o que la relación no era buena, pero te doy el pésame porque lo debes estar pasando mal" No, no lo estoy pasando mal. Te lo digo en serio, estoy como un lunes cualquiera, con ganas de estar con mis hijos e ir al cine. Reír y ya. ¿Voy a tener que llorar la muerte de un vecino random del barrio? Entiendo que si eres una persona demasiado sensible si, pero yo de por sí no lo soy. Y ese era el trato que tenía con él.

¿Qué va a cambiar mi vida ahora que no está? Absolutamente nada. No ha estado desde que tengo uso de razón, y no lo digo con resentimiento, rabia o pena. Como un hecho. Que ahora no esté no cambia absolutamente nada. Es más, libera. Quizá en algún momento de estos últimos años me he sentido mal pensando "sé que él no me llama. Quizá debería llamarlo yo o hacer por verlo" Pero como una obligación por "el qué dirán". Pero ahora no hace falta.

Solo espero que esta apatía sea porque nuestra relación no me condicionaba a nivel emocional y no porque tenga algún problema en la azotea. Es lo único que me importa porque necesito estar sano a todos los niveles para poder ser el mejor padre posible. Tendré que compensar lo que no recibí, además que me apetece. Y con eso es suficiente.

Se acabó.

Good Luck!

25 de set. 2022

Que pena todo

 Es probable que hoy haga el escrito más íntimo, que más me duele, donde más me exponga, pero como por suerte esto no lo lee nadie queda subido en internet y no tiene más trascendencia. Pero para mi escribirlo es liberador.

Hace poco más de un año acabó mi relación con mi mujer. No porque yo quisiera. He pasado todos y cada uno de esos ¿16 años? enamorado locamente de ella. Pero ella por lo visto no. Y me traicionó.

No contaré los detalles de cómo lo supe porque me sigue doliendo y aún no tengo la entereza (ni las ganas de escribirlo) pero el caso es que me fue infiel. 

Cierto es que estábamos en una muy mala racha sexual. Me decía que no me deseaba, que conmigo a nivel físico estaba bloqueada y claro, yo no voy a forzarla a hacer algo que no quiere. La cosa se fue deteriorando hasta que me enteré de esa infidelidad. Hubo traición, mentiras, ... una mezcla óptima para que una relación llegue a su fin.

Yo siempre he intentado ser un marido y compañero de vida ideal. Emocionalmente estable, raramente enfadado, detallista, ... Pero es cierto que la vida como padres nos cambió. Nos dedicamos en exclusiva a ser padres y no a ser pareja y eso, sin ninguna duda, enfrió la relación. Y es una gran pena porque nos llevábamos muy bien, no había apenas discusiones y si innumerables risas. Pero no fue suficiente para afrontar la crisis de los niños, principalmente en noches sin dormir donde ella asumía toda la carga ya que los niños me rechazaban. Y si yo decía de asumir esa responsabilidad (que lógicamente también me pertenece) y los niños se alteraban, ella volvía a coger los mandos de la nave alegando un "es igual, ya tiro yo". Pero no daba igual. 

Al final todo petó, de una forma muy dolorosa. Y parece contradictorio pero de todo lo que me ha dolido, quizá lo que menos es el sexo que ella haya tenido con otro (que también me duele, no soy un necio) Pero esa ilusión por ella ir al trabajo y verle, esos mensajes y llamadas, esos primeros besos, ... Ha día de hoy me sigue doliendo solo pensar en esas situaciones (de las cuales todas están en mi mente porque no sé qué pasó realmente, pero al desconocer los hechos, mi cerebro va rellenando esos huecos y quizá ahonda más de lo necesario pero es algo que no puedo evitar)

Como se ve, escribo desde el dolor, sin prosa, sin paños calientes y sin sinónimos que hagan más bonita la narración. Letra fría y rota como mi corazón. 

Lo voy a dejar aquí porque no es un tema agradable y si no me lo tomo con humor (desde el humor soy invencible y nada me hace daño) y lo escribo desde la seriedad y templanza, me cuesta avanzar.

Solo necesitaba expresar este dolor que he sufrido todo este año y la sensación de que quizá me equivoqué pensando que sería la mujer de mi vida y por eso me parecía buena idea tener hijos juntos. Si llego a saber que iríamos por este camino, otra familia rota como la que he vivido toda mi vida, seguramente no hubiera querido emprender esta empresa juntos. Y eso es lo que más pena me da de todo. No hubiera conocido a Joel y Pol que es lo único que me hace feliz en la vida. 

Así que si, ha sido un año donde la pena ha reinado por encima de todo.

Good Luck!

19 de juny 2022

Otra vez digo "otra vez"

 No sé si ésta será la vez que más he tardado en volver a escribir. 

Ya hubo una entrada en la que me justificaba el porqué no escribía tan asiduamente así que no pienso repetirme, los motivos son los mismos que antes. 

Per sí que es verdad que hay momentos en la vida que necesitas expresar lo que llevas dentro, y todo y que las amistades y las charlas con ellos están muy bien, necesitas poder soltar sin que haya una mirada detrás, un juicio, un feedback... Y la escritura eso te lo da. Lo sueltas, te desahogas y se pierde como un nombre dibujado en la orilla del mar, arrastrado por una ola. 

Y aquí estamos, "otra vez".

Han pasado infinidad de cosas desde la última vez que me senté frente a esta web con el espacio en blanco, esperando que pique las teclas de forma más o menos coherente, pero hoy tenía un rato en el que no me apetecía leer, jugar a algún juego de móvil, mirar cualquier página random de internet... Y no será por falta de alicientes para perder el tiempo. Ahora hay una aplicación llamada Tik Tok que podría pasarme horas en ella. Adictiva y con un potente algoritmo que me ofrece los vídeos que realmente me interesan. Pues aún y con todo eso, aquí estoy "otra vez".

Mis hijos han crecido (menos mal) Joel va camino de los 8 años y Pol de los 5, vendí la moto que tanto sacrificio me costó para comprarme una caravana y poder hacer viajes en familia (por cierto, una pasada. Éste es un melón que no tardaré en abrir si decido seguir escribiendo), lógicamente después de un tiempo con la caravana me he vuelto a comprar otra moto (esta vez de un estilo diferente. He dejado las Custom atrás para irme hacia el lado Naked)... pero son cosas que más o menos se podían prever con el paso normal del tiempo. La sorpresa llega cuando hace aproximadamente un año, me separo de Irene. 

Si, pensábamos que no se iba a dar, tal y como teníamos la relación, pero así fue. Por mucho que esto no lo lea ni el Tato no daré detalles de qué ha sucedido pero la realidad es que ya no somos pareja. He vuelto a casa de mi abuela a vivir y lo estoy llevando, digamos... bien. No es la situación ideal, pero hay demasiados factores que me hacen tener que tomármelo con más filosofía de lo que se presupone. Principalmente ellos. Ellos son el motor en el que gira mi mundo, pero es un motor autosostenible, porque cuanto más gira, más energía me dan. 

Hace un año les cree un correo electrónico y ahí les voy escribiendo las cositas que nos van pasando, los viajes, las notas del cole, ... cualquier cosa que vea relevante que el día de mañana les pueda hacer gracia leer. Como era de esperar, tampoco tengo una continuidad en esos relatos. Pero mira, es lo que hay. Mejor tener un correo al año que cero, no?

En fin, solo quería volver a abrir ésto ya que me sirve como autoterapia y así no tengo que pagar una terapeuta que me diga exactamente lo que yo ya sé y aplico (aunque vaya más lento, pero esos 60€ siguen en mi bolsillo)

Veremos si le ofrezco continuidad o lo dejaré colgado "otra vez".


Good Luck

27 de febr. 2018

¿Y ahora qué?

España. Qué país.
País con mejor relación clima-comida de todo el mundo. Mezcla de culturas, arte y una fauna y naturaleza envidiable. Con estos conceptos, España debería ser un país idílico para la gente, y se deberían dar de tortas para entrar a vivir. Pues no. Los únicos que quieren vivir son aquellos que huyen de una guerra, del hambre o que valoran algo tan elemental como la vida y en su país ese derecho se convierte en privilegio.
El resto de habitantes quieren marchar. Bueno, no todos, es cierto. Hay algunos colectivos que están a gusto en este país ya que hay unos intereses en común. Estoy hablando de la derecha española, el facherío, los homófobos, machistas y demás calaña social. Éstos son los únicos que están cómodos en un país tan “maravilloso” como España. ¿Por qué? Porque protegen sus atrocidades, tapan sus vergüenzas y enmascaran sus trampas.
Mucho daño ha hecho el Lazarillo de Tormes, donde se ensalza lo que para ellos es una virtud pero objetivamente es un elemento negativo: la picaresca. Aún hoy en día mucho cuñado saca pecho de haber sido “más listo” que el de al lado y aunque parezca que no repercuta en nada las pequeñas acciones de personas individuales, es el claro ejemplo de cómo funciona este país.
Violencia de género sin parangón, desigualdad social (sin olvidarnos nuevamente de la desigualdad de género que sufre la mujer entre las brechas salariales, los techos de cristal, la falta de oportunidades,…) corrupción política al más alto nivel (entendiendo no solo por la cantidad de dinero sustraída sino sobre todo por la impunidad con la que lo realizan o la inmunidad de la que gozan), ausencia de libertades (no hay libertad ideológica ni de expresión, salvo que hagas o digas lo que el gobierno quiere ver o escuchar) Vamos, lo que comúnmente se conoce como una dictadura pero aceptada por el resto de Europa.
No es una buena época para ser de izquierdas en España. Si decimos verdades (y es muy importante resaltar que es verdad lo que se dice) que les molesta, nos encarcelan (ya sea por una canción, una obra de teatro o un simple chiste) Si luchamos por nuestros derechos, nos encarcelan. Si luchamos por hacer un país mejor (y para ello salir de España), nos encarcelan. Como sigan a este ritmo no habrán suficientes cárceles para meternos a todos. Porque yo soy una persona insignificante, pero si tuviera algo de relevancia, este mismo texto podría ser considerado una herejía cuanto menos, y también iría a la cárcel. De algo sirve ser un pobre diablo. Y menos mal que lo publicaré  en mi blog, que no lee ni mi mujer, porque todo y ser un don nadie si se publicara en alguna red social de envergadura, también podrán enchironarme. 
Esa es la situación que estamos viviendo. Ya no es miedo (el miedo te hace reaccionar de una manera u otra, pero intentas evitar esa situación), es pánico. El pánico te paraliza, te bloquea, no te deja pensar ni actuar. Solo quieres hacerte un ovillito y no salir de la cama. Así nos tienen. Pánico por perder nuestro trabajo, por no encontrar una vivienda digna, pánico por expresarnos líbremente, pánico por el simple hecho de ser mujer, … (y no estoy con utopías o sueños inalcanzables, sino derechos que recoge la constitución e incluso los Derechos Humanos)
¿Y qué hacemos para revertir esta situación? Como diría nuestro querido, y ya desaparecido Forges, “Gooool” 

Good Luck!

24 de gen. 2018

Educación

Hoy quiero tocar un tema que me preocupa porque es nuestro pasado, nuestro presente y sobre todo nuestro futuro. La educación. Mezclaré un poco entre la educación en cuanto a buenos modales y la educación canónica sinónimo de aprender. Porque considero que todo va relacionado. Es muy difícil que se haga de forma fluida la segunda cuando no tienes una buena base en la primera. Todo esto sin entrar a valorar las capacidades de cada ser, porque hoy en día sabemos que si no hay algún tipo de dificultad neuronal o emocional cualquier puede destacar en alguna materia, por rocambolesca que sea. 

Partiré ante la premisa que la educación de los buenos modales debe darse desde casa. Punto. Entiendo que en la sociedad de hoy en día, sobre todo en este país, es complicado estar encima de nuestros hijos al 100% ya que los sueldos son tan míseros que tenemos que dedicarle demasiadas horas al trabajo y nos quedan muy pocas para el ámbito familiar. Por eso solemos cargar el peso de algo tan importante en familiares, que si bien lo hacen con todo el cariño del mundo, no olvidemos que los padres/madres somos nosotros/as y esa tarea nos corresponde por derecho. Ante este panorama delegamos la educación a que se haga desde la escuela, pero imaginad esos profesores que tienen que enseñar unos conocimientos específicos a 25 niños/as que prefieren estar en otro lado y a la vez, darles unos valores para que el día de mañana sean personas de provecho. Es una locura y temporalmente inviable. 

Hace años fui a una conferencia del gran pediatra Carlos González y para mi ha sido el referente en cuanto a crianza para mis dos hijos. Cuando fue a nacer el primero (Joel) estaba ultramotivado. Me leí cerca de 10 libros de crianza feliz, saludable, etc… todo desde mi perspectiva escéptica habitual y aprendí mucho, pero el único libro que podría recomendar es el de este pediatra (si no recuerdo mal se llama “bésame mucho”) y en un resumen muy rápido decía: SENTIDO COMÚN. Nada más. Sentido común si ves al niño que le pasa tal o pascual. El resto de libros que me leí se jactaban de tener la solución para la crianza perfecta. Y todos daban opiniones como si fueran dogmas. “Si llora no lo cojas, que se acostumbra”, “cógelo antes de que llore porque sino le generas un trauma de por vida”, … Todos se contradecían en uno u otro punto pero el de Carlos estaba escrito como si lo hubiera hecho una matrona con 20 hijos y todos hayan salido bien y felices. No había en ningún momento alguna señal alarmista o pasota. Solo que recurriéramos al sentido común. Ejemplo obvio: Si el niño se cae andando, mira si se ha hecho sangre antes de alarmarte porque puede que tu preocupación sea contraproducente. Si ves que se ha abierto la cabeza, ves rápido y alármate. Sentido común. Analiza la situación e intenta ser lo más objetivo posible, que parezca que controlas lo que te rodea. Así crecerán sanos y seguros. Pues bien, algo tan obvio como ese consejo no se dan en otros libros sino que incitan a dejarlo llorar para que se haga fuerte o llevarlo siempre en brazos para que jamás le pase nada. ¿A qué parece un comentario absurdo? Pues no sabéis la de gente que aplica los “conocimientos” de estos libros.

Pues bien, volviendo a la conferencia de este señor, nos explicaba que cuando él era pequeño sus padres no tenían mucho dinero. Pero tomaron una decisión. No vamos a trabajar más para tener más dinero sino que ese tiempo que iban a destinar al trabajo, se lo dedicarían a sus hijos. Por lo tanto tenían lo justo pero una vida familiar completa. Con ese tiempo podían educar a su antojo a sus hijos y dejar la escuela solamente para asuntos académicos. Hoy en día es difícil tomar esa decisión porque estamos inmersos en una sociedad totalmente consumista y “necesitamos” de todo para ser felices, sumado a los sueldos paupérrimos que tenemos hace que pasemos grandes jornadas en nuestro puesto laboral y pocas en nuestro puesto familiar (y hay que destacar que el estrés no es como el de antes, por lo que seguramente le tengamos que dedicar más horas al descanso y la desconexión, con lo que se reduce aún más el tiempo para estar con los nuestros) Creo que sus padres eligieron una filosofía de vida bastante válida y a mi forma de ver el mundo, muy coherente. Al fin y al cabo, esos chiquillos no han tenido carencias que hoy en día puedan ocasionar ningún déficit para formarse como personas válidas. 

A mi me encantaría tomar esa filosofía de vida, pero no soy ajeno a este mundo y me es difícil. Mi mujer trabaja media jornada (con lo que su salario también está reducido a la mitad) y yo tampoco es que cobre una barbaridad. Nos hemos metido en una hipoteca con lo que el dejar de cobrar no es una opción, pero sí que intento dedicarle el mayor tiempo que pueda a mis hijos para que en su colegio tengan que dedicarse únicamente a la educación en cuanto a conocimientos porque los valores intentaré que los lleve de casa asumidos. No es tarea fácil porque soy una persona algo egoísta y tengo necesidades individuales (hacer deporte, descansar, desconectar viendo basket o charlando con algún amigo) pero intento estar todo lo que no es laboral o descanso con mis hijos. Y se está notando. El vínculo que tengo con el mayor es algo precioso y espero que con Pol también me suceda (deberé usar aún más tiempo para estar con ellos porque tendré que dividirme para no desatender a Joel) 

Al final hemos conseguido entre Irene y yo que Joel sea una personita con buenos modales, tranquilo y seguro, risueño, amable y pacífico. Es inteligente y simpático. Comparte sus juguetes y no tiene problemas en mostrarnos su cariño y afecto. Todo esto, sin duda, es una mezcla entre su personalidad y nuestras enseñanzas (en el 90% de los casos mediante la imitación al ver que nosotros somos así con el mundo) Hay una película que recomiendo encarecidamente que aunque sea infantil, el público real al que está dirigida es el adulto. Se llama “Inside Out” (del revés) y trata sobre las emociones que hay en el cerebro de una niña pequeña y cómo evolucionan a medida que va creciendo. De manera simplista organiza el cerebro en “islas” donde cada una de ellas se dedica a un tema en concreto. Está la isla de la familia, la de la amistad, la de las tonterías,... Y a medida que la niña tiene vivencias se incrementa o se destruye parte de estas construcciones (como si del juego Sim City se tratara) El caso es que al llegar a la adolescencia, la isla de la familia se va apagando porque se da cuenta de que no todo es oro lo que reluce entre sus padres (problemas, seriedad, castigos,...) No quiero destripar más la peli pero quería comentarlo para recalcar que no es muy diferente a cómo funciona nuestro cerebro, y esas horas que pasemos con nuestros niños, con las vivencias que generemos, etc… Haremos una isla lo suficientemente sólida para que en los momentos de vacas flacas pueda mantenerse en pie. Y son en esos momentos donde ayudamos a nuestros/as hijos/as a formarse como personas, dándoles entre otras cosas, una educación que les abra cualquier puerta



Good Luck!